Es la palabra de moda, pero se trata de una disciplina que lleva un tiempo aplicándose en publicidad. La novedad es que ahora algunos han decidido ponerla en práctica para estudiar nuestra relación con las redes sociales y, por ese motivo, ha adquirido tintes futuristas.
Estrictamente hablando, el neuromárketing se ocupa de medir las respuestas de los individuos a los anuncios publicitarios a partir de la actividad registrada en su cerebro durante su exposición a ellos. Después de averiguar los niveles de atención del sujeto segundo a segundo y plano a plano, el anunciante podrá tomar decisiones como, por ejemplo, prescindir de un plano concreto o añadir una secuencia similar a otra que funcione bien. Pero aparte del pretest de anuncios de televisión, el neuromárketing tiene otros propósitos de investigación como, por ejemplo, la predicción de la viralidad de los anuncios en la red –un caso claro es el de la SuperBowl de Estados Unidos– o la medición de las asociaciones de marca con un personaje popular.
¿Y cómo se hace esa medición? Pues a través de máquinas de imágenes de resonancias magnéticas funcionales (fMRI) que permiten sacar una fotografía de la actividad cerebral aumentando la oxigenación de la sangre. ¿Ciencia ficción o el futuro de los estudios de mercado?
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